lunes, 24 de octubre de 2011

NIÑ@S CON TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD (TDAH)



Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
Tiene tres síntomas: hiperactividad, falta de atención e impulsividad

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se caracteriza por la existencia de tres síntomas: hiperactividad, falta de atención e impulsividad. Es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil. Se trata de una patología crónica, con un componente genético alto (en el 75 por ciento de los casos, la causa es genética), pero que se puede diagnosticar y tratar.



Este trastorno de la conducta, de origen neurobiológico, es el más frecuente durante la infancia. Se estima que el 5 por ciento de la población infantil y juvenil, de entre 3 a 16 años, lo sufre, siendo unas tres veces más frecuente en los varones. Esta enfermedad, conocida como TDAH, es una patología que se caracteriza por la existencia de tres síntomas: hiperactividad (movimiento continuo y superior a lo esperado para la edad del niño), falta de atención e impulsividad. Un trastorno que se produce debido a una alteración del sistema nervioso central. Es hoy, una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y de problemas sociales en la edad infantil. Es una patología crónica, con un componente genético alto (en el 75 por ciento de los casos, la causa es genética), pero que se puede diagnosticar y tratar.



¿Cómo son los niños con TDAH?
Los niños que padecen de TDAH presentan una conducta inapropiada para su edad. Les cuesta controlar su comportamiento, sus emociones y pensamientos. Sufren una gran dificultad para prestar atención y para concentrarse. Sin embargo, no todos los niños llegan a experimentar todos los síntomas a la vez. Aunque el más común es el tipo combinado, hay niños que sólo padecen uno de los dos trastornos. El factor hereditario influye en su desarrollo, llegando a sufrir el problema el 44 por ciento de los niños que hayan tenido padres o madres hiperactivas.



¿TDAH o falta de límites?
Muchos padres y profesores sienten dificultades para identificar si el niño es portador de TDAH o si lo que le falta son límites, dado que los niños en estos estados suelen presentar síntomas parecidos.



En el caso de TDAH, el niño presenta síntomas como:

- Inquietud. Mueve los pies, manos y el cuerpo sin un objetivo claro. Se levanta, salta y corre cuando tiene que estar sentado.

- Baja autoestima. Su comportamiento resulta inapropiado y recibe frecuentes castigos. Entre sus iguales no resulta un compañero de juegos fácil y se hace impopular.

- Aburrimiento y excitación excesivos e incontrolables. No consigue jugar de una forma tranquila.



No respeta el turno de los demás. Se excita y se aburre a menudo.



- Grado acentuado de impulsividad. Actúa antes de pensar. Responde antes de que termine la pregunta.

- Falta de concentración. No atiende a los detalles, ni a la organización, ni a las instrucciones.

- Falta de persistencia. Además de no finalizar las tareas, evita las que necesitan un esfuerzo continuado.

- Dificultad para organizarse y mantener la atención.

- Distracción con mucha facilidad. Se olvida de lo que tiene que hacer.

- Sordera ficticia. En ocasiones, parece que no escuchan. Es una consecuencia de su falta de atención.



El TDAH es una patología poco conocida, difícil de detectar y fácil de confundir. La complicación de tipo neurológico se desata en edades comprendidas entre los 3 y los 4 años, alcanzando el estado más crítico a los 6 años de edad. Los especialistas señalan que los niños con hiperactividad no tratados a tiempo tendrán problemas en la adolescencia, padecerán problemas para relacionarse e incluso sufrirán fracaso escolar. Sin embargo, un tratamiento continuado, a medida que el niño va creciendo, permitirá que el trastorno mejore e incluso que se consiga controlar.
La gran dificultad que presentan los niños para atender, seleccionar, mantener, y controlar la atención a los estímulos que se les presentan, así como la excesiva agitación que presentan, justifican la necesidad de una ayuda y de un seguimiento profesional. Un especialista ayudará al niño a que adquiera hábitos y estrategias cognitivas para que su desarrollo social, familiar y escolar, esté a la altura de sus capacidades.



El tratamiento tiene como objetivo:

- Mejorar o anular los síntomas del trastorno

- Disminuir o eliminar los síntomas asociados

- Mejorar el aprendizaje, lenguaje, escritura, relación social y familiar.


Para eso, el especialista empleará, según el caso, todos los medios a su alcance para facilitar información exhaustiva a los padres y profesores, tratamiento farmacológico (imprescindible en 7 de cada 10 niños), y tratamiento psicopedagógico. No se debe olvidar que los padres juegan un papel fundamental durante el tratamiento. Los niños hiperactivos necesitarán mucho apoyo, comprensión, cariño y, sobre todo, mucha paciencia para que poco a poco consigan desarrollar su día a día con normalidad.








Juliana Ramírez

Trabajadora Social

UNMSM

Fuente: Tomada de Guía Infantil

ALERGÍA EN LOS NIÑ@S



Niños alérgicos. Alergia, causas y tratamiento en la infancia


La alergia es una respuesta inmune o reacción exagerada a sustancias que, generalmente, no son dañinas. La alergia está causada por un sistema inmune altamente sensible, que lleva a una respuesta inmune equivocada. Normalmente, el sistema inmune protege al cuerpo de sustancias nocivas como las bacterias y los virus. Una reacción alérgica se presenta cuando el sistema inmune reacciona ante determinadas sustancias (alérgenos), que normalmente son inofensivas, y que en la mayoría de las personas no producen una respuesta inmune.


La histamina y la alergia
Cuando un niño tiene alergia, la primera exposición a un alérgeno estimula al sistema inmune para reconocer la sustancia. Cualquier exposición posterior al alérgeno probablemente ocasionará síntomas. Cuando un alérgeno toma contacto con el organismo de una persona que tiene el sistema inmune sensibilizado, ciertas células liberan histamina y otras sustancias químicas. Esta liberación produce algunos síntomas como prurito, edema, producción de moco, espasmos musculares, urticaria, erupción cutánea y otros síntomas.

Síntomas de alergia en niños
Los síntomas de la alergia pueden presentarse de forma más o menos intensa tanto en niños como en adultos. La mayoría de las personas padece síntomas leves, que no ponen en peligro la vida, mientras que otras presentan una reacción más intensa y peligrosa conocida como anafilaxia. La parte del cuerpo que entra en contacto directo con el alérgeno será, aunque sólo en parte, la que más se verá afectada por los síntomas. Por ejemplo, normalmente, los alérgenos que se inhalan producen congestión nasal, prurito en garganta y nariz, producción de moco, tos o sibilancias. Por lo general, las alergias a la comida pueden producir: dolor abdominal, cólicos, diarrea, náuseas, vómitos o reacciones graves potencialmente mortales. Frecuentemente, las alergias a las plantas producen erupción cutánea y, normalmente, las alergias a medicamentos comprometen todo el cuerpo.

Los síntomas de las alergias varían dependiendo del alérgeno que está causando la reacción y en qué zona del cuerpo ocurre.


Los síntomas pueden incluir:
Goteo nasal. Mocosidad abundante con estornudos
Aumento del lagrimeo, sensación de fuego o prurito en los ojos. La sensación de picor o ardor en los ojos, produce un aumento de las lágrimas
Ojos rojos, conjuntivitis. La alergía se presenta con irritación ocular, que puede afectar a la conjuntiva.
Edemas en los ojos. La inflamación ocular es una consecuencia de la alergia.
Prurito en la nariz, boca, garganta, piel o en cualquier otra área. Las molestias afectan también a las vías respiratorias altas.
Sibilancias. Como consecuencia de la alergia, se puede desencadenar asma y por tanto pueden aparecer las sibilancias en los bronquios.
Tos. Suele ser una tos seca e improductiva como consecuencia del picor de garganta.
Dificultad para respirar. Suele dar en los casos de asma.
Urticaria (ronchas en la piel). Es más frecuente en las alergias producidas por alimentos.
Erupción cutánea. Conviene no rascarse y refrescar la zona con agua.
Cólicos estomacales. Son comunes en las alergias relacionadas con alimentos o medicamentos.
Vómito. En ocasiones, el malestar general puede provocarlo.
Diarrea. Aparece en casos de alergia alimentaria.
Dolor de cabeza. Está relacionado con la congestión, el goteo nasal, la tos, el lagrimeo ocular y otros síntomas que caracterizan a los procesos alérgicos.

Enfermedades relacionadas con la alergia
Algunas de las enfermedades relacionadas con las alergias se manifiestan a través de la piel o el sistema respiratorio. Entre las más comunes se encuentra el eczema cutáneo y el asma.

La razón de estas afecciones es que los alérgenos más comunes están presentes en algunos agentes ambientales que tienen contacto con la piel, las vías respiratorias o la superficie de los ojos como el polen, el moho, la caspa y el polvo. De igual manera, las reacciones alérgicas pueden estar causadas por picaduras de insectos, joyas, cosméticos y otras sustancias que tengan contacto con el cuerpo.

También son habituales las alergias que se producen por reacción a ciertos alimentos y/o medicamentos. Algunas personas pueden padecer un tipo de reacción alérgica a las temperaturas cálidas o frías, al sol o a otros estímulos físicos como la fricción (el roce o golpes fuertes en la piel) o el contacto con ciertos tejidos como es el caso de la dermatitis atópica y la dermatitis de contacto. Investigaciones recientes han hallado que factores como la herencia genética y las condiciones ambientales juegan un papel importante en el desarrollo de las alergias.




Juliana Ramírez

Trabajadora Social

UNMSM

Fuente: Web Guía Infantil

NIÑ@S SIN GANAS DE COMER



A partir de cierta edad no es raro notar que los niños no son grandes amantes de la hora de la comida, el hecho de sentarse a la mesa y con ello interrumpir sus juegos o actividades les supone algo obligado y poco atractivo, sobre todo a edades tempranas cuando sus gustos se inclinan más por los sabores suaves y dulces que más tienen que ver con los postres y no con las comidas del


Con esto decimos entonces que hasta cierto punto la falta de apetito en los niños puede llegar a ser normal, pero siempre y cuando sea algo que nos les impida de cualquier forma, alimentarse e ir ganando el peso que necesitan para desarrollarse, una cosa es renegar de la comida o dar vueltas para comer, y otra muy diferentes es no comer nada o muy poco todos los días. Los padres serán los que determinen si la conducta de la pérdida del apetito es un caso aislado por querer seguir jugando o porque justo ese día la comida no es su favorita, o si por otra parte, el niño se niega a comer cualquier cosa.


Para poder advertir la diferencia los padres deben insistir sobre la importancia de que el niño coma lo que se le da, y para ello cualquier medio es bueno menos la obligación o el reto, será mucho más positivo que los padres digan cosas del estilo de “apuesto a que no puedes terminarte eso antes que yo”, para insitarlo mediante un juego a comer lo que tienen en el plato, o hacerles tener un repentino interés sobre su comida, con un comentario como “vas a comerte eso?, porque es mi favorito”, ya que bien sabemos que los niños tienden a querer copiar a sus padres.
En la mayoría de los casos estos juegos terminan haciendo que el niño coma, si esto no ocurre y el pequeño deja de ingerir alimentos durante varios días se trata de una alarma que puede indicar el síntoma de alguna posible enfermedad, por lo que es necesario acudir lo más pronto posible al pediatra con el fin de descubrir si hay algo que esté afectando la salud del niño y entonces aplicarle el tratamiento correspondiente.


La clave entonces se encuentra en saber reconocer si el niño no tiene apetito en ese momento, porque comió algo antes o porque quiere hacer otra cosa, que llegado el caso puede permitírsele saltear una comida ya que no le hará daño, si es que no le gusta la comida y en ese caso ofrecerle otra cosa, o si directamente el niño se niega a comer hasta sus alimentos favoritos, para poder interpretar si detrás de esa negativa se esconde algún tipo de problema, que también puede ser emotivo, ya que el estrés tiende a interrumpir el apetito normal, por lo que lo mejor siempre es intentar dialogar con el niño y permitirle expresarse.





Juliana Ramírez

Trabajadora Social

UNMSM

Fuente: Vìa Padres

IMPORTANCIA DEL PASEO EN LOS NIÑOS



Un paseo todos los días es una de las actividades más recomendadas para aplicar a la rutina que se le va formando al bebé , siendo una experiencia que tanto el niño como sus padres disfrutarán al máximo, aunque solamente sea por unos cuantos minutos, pero el tiempo suficiente para que el pequeño tome aire fresco y rompa un poco con la estructura de su entorno hogareño, sin importar la estación de año.


El paseo entonces debe respetarse dentro de los criterios normales, los días más frescos el niño deberá contar con un abrigo a conciencia para cuidarlo del frío, pero tampoco hay que exagerar ya que abrigar mucho al bebé lo puede constipar. La mejor de las opciones es la de buscar un espacio verde cerca del propio hogar y visitarlo la mayor cantidad de veces posible, un parque o una plaza son perfectas, el niño podrá estar en contacto con la naturaleza y distraerse, manteniendose lejos del estrés que como bien sabemos puede afectar mucho a los niños.


Los días en los que el clima acompañe se deberá aprovechar para jugar con el bebé y hacerle realizar algún tipo de actividad física, ya que con ello se va estimulando un mejor desarrollo y crecimiento a corto y largo plazo, fortaleciendo sus músculos y evitando además los riesgos de padecer de obesidad infantil que son cada vez más comunes dentro de la niñez.


También será buena idea cuando el niño ya se acostumbre a esos paseos diarios, aventurarse un poco más y salir a recorrer sectores que no se visitan de forma frecuente, estimular al niño a que camine solo sin la ayuda de sus padres, pero siempre con vigilancia, o llevarlo a sitios donde pueda compartir unos momentos con otros niños de su edad, ya que todas esas actividades lo ayudarán a sociabilizar y a crecer mucho más felíz y relajado.




Juliana Ramírez

Trabajadora Social

UNMSM

Fuente: Papás Hoy

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