A la hora de criar a nuestros bebés, sabemos que hay muchas escuelas a seguir, ya sea instruyéndonos con pediatras o profesionales, o de la forma en la que nos criaron a nosotros o a nuestra pareja. Sin duda, en algunas de estas corrientes de opinión se ha tratado un tema que parece ganar cada vez más adeptos, mientras que otros creen que es una metodología muy cruel, ¿hay que dejar llorar a los bebés?.
Algunos padres están completamente convencidos en llevar un estricto régimen de horarios en los que el pequeño debe comer y dormir, ya que piensan que darles mayor libertad es un paso para malcriarlos y, por ende, un boleto de ida a una noche sin sueño ni descanso para nadie. Muchos otros padres tratan el cuidado de sus niños de una manera mucho más natural, siguiendo ciertas rutinas de alimentación, pero con un trato más relajado, que puede, o no, según el caso, afectar a las horas de sueño del pequeño.
Sabemos que ante cualquier pedido, capricho o incomodidad la respuesta natural de un bebe será el llanto. El primer tipo de padres dejará que el bebe se consuele solo, mientras que el segundo grupo acudirá inmediatamente a atenderlo. La pregunta sigue siendo la misma: ¿hay que dejar llorar a los bebés?.
Gina Ford, especialista en nuevas metodologías de educación y desarrollo y conocida por ser la Reina de la Rutina, ha provocado controversias por su enfoque demasiado estricto en lo que se refiere a la crianza, ya que incentiva a los padres a entrenar a sus hijos a que lloren todo lo que quieran sin que nadie acuda a ver qué pasa. De este modo, los niños lloran hasta que se cansan, literalmente, y se duermen.
Ford ha lanzado recientemente un libro donde explica todas estas metodologías, que ha puesto en alerta a otro tipo de terapeutas, como Penélope Leach, investigadora honoraria de la Clínica Tavistock y del Instituto para el Estudio de los Niños, la Familia y los Temas Sociales. Ella asegura que dejar que un bebé llore angustiado hasta el agotamiento de manera regular puede ser perjudicial para el sano desarrollo de su cerebro.
Leach ha codirigido un proyecto de investigación en el Reino Unido con niños menores de 5 años. En estos casos, los estudios revelaron grandes dosis de cortisol, hormona del estrés, en los bebés que lloran sin parar. Estas altas dosis de cortisol resultan un agente tóxico para un cerebro en formación.
Leach asegura que es obligación de los padres atender al niño angustiado para prevenir un mal mayor. Por otro lado, no dice que los bebés no deban llorar, ya que es la única forma del bebé de comunicarse y obtener respuesta. El hecho de negarle la ayuda que solicitan es lo que puede tener consecuencias emocionales a largo plazo.
“No es una opinión sino un hecho que es potencialmente perjudicial dejar a los bebés llorar. Ahora que lo sabemos, ¿por qué exponernos a ese riesgo?” … “Todos los bebes lloran. Algunos más que otros” … “La razón de que los bebés criados con un estricto régimen de rutinas se duerman cada vez con menos llanto, es que cada vez renuncian más rápido. Su cerebro se ha adaptado a un mundo donde no se les da respuesta” … “Ese tipo de ansiedad temprana inducida podría estar relacionada con ansiedad a lo largo de toda la vida adulta”.
JR
Fuente| Clarín
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