martes, 1 de septiembre de 2009

POR QUÉ LOS NIÑOS LLORIQUEAN

MAIRA PRADO
Consejera Familiar
Los niños lloriquean porque es una manera de conseguir la atención de los adultos. Muchas veces los niños no tienen el vocabulario que necesitan para expresar lo que quieren o lo que necesitan. También lloriquean porque quizás el ambiente en el hogar es muy ruidoso o se sienten presionados y por lo tanto usan el lloriqueo en vez de gritar.


Lloriqueos


El lloriqueo es común entre los niños de 3 hasta 4 años, dependiendo del niño. Puede comenzar un poco antes de los 3 años y, en algunos casos, ir más allá de los 4 años en los niños que no han desarrollado sus destrezas de lenguaje. Es más frecuente entre las edades de 3 a 4 años porque a esta edad los niños quieren expresarse, empiezan a adquirir destrezas de lenguaje, pero no tienen el vocabulario suficiente para expresar sus ideas, emociones o frustraciones.


Cuando los niños quieren decir algo, pero no encuentran las palabras o piensan que no se les está prestando atención, recurren al lloriqueo para añadir énfasis a lo que quieren decir.


Muchas veces los adultos ceden ante los lloriqueos de un niño porque los detiene por completo. El problema es que eso puede solucionar el problema por el momento, pero perpetuará ese comportamiento en el futuro. Es una solución rápida que causa mucho más daño que beneficio porque el niño aprenderá que mediante el lloriqueo él o ella puede obtener la atención que necesita y usará la misma estrategia una y otra vez..


Disminuir los Lloriqueos


Ignore el lloriqueo, pero no ignore al niño. Cuando un niño lloriquea, nunca ceda ante la causa del lloriqueo. Asimismo, si simplemente ignoramos al niño, el lloriqueo se puede convertir en un berrinche. Es importante calmar al niño y decirle, “Tienes que parar de lloriquear y así podré escuchar lo que quieres decirme”. Preste atención cuando el niño dice algo en su voz normal, sin que recurra al lloriqueo. Déle toda su atención.


Cuando el niño empieza a lloriquear, dígale que usted no le entiende cuando habla así. Dígale, “Cuando me hables en tu voz normal, yo escucharé todo lo que quieras decirme, pero no con esa voz”.


¡Sea consistente! Esto hace que sus razones para ignorar el lloriqueo sean muy claras para el niño. Disminuya la frustración del niño a un mínimo. Un niño que no recibe total atención, o que quizás está tratando de hacer algo que es muy difícil para él, expresará esa frustración a través del lloriqueo. Es importante que el niño sienta que tiene control.


Analice la dinámica de su familia y hogar


¿Hay algo que usted no está haciendo bien?

¿Los niños están recibiendo atención individual y completa?

¿Sus necesidades emocionales individuales están siendo cuidadas?

¿Cuál es el ritmo o velocidad del hogar?

¿Qué tan altas son las voces de los adultos?


Tome un momento para ver qué está sucediendo en el hogar.
JR.

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