Una investigación de la Universidad de Wisconsin que ha descubierto que los niños con una mayor actividad cerebral en las áreas del hipocampo anterior y la amígdala tienen una mayor predisposición a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión infantil, e incluso en la adolescencia, tener problemas de abuso de drogas. Además, el estudio señala que esta actividad cerebral puede ser de carácter hereditario.
La investigación, publicada en ‘Nature’, está basada en un estudio anterior que determinó que los monos de corta edad con trastornos de ansiedad eran similares a los niños de carácter ansioso.
En este nuevo trabajo científico, los investigadores han examinado la influencia de los factores genéticos y ambientales en la actividad cerebral de las regiones relacionadas con la ansiedad mediante el estudio de escáneres cerebrales de primates, descubriendo que los individuos de una misma familia muestran un claro patrón de temperamento ansioso de carácter hereditario.
Además, los individuos de temperamento ansioso tenían una actividad cerebral elevada en el núcleo central de la amígdala y del hipocampo anterior. De esta manera, los investigadores han podido predecir el grado de ansiedad observando su actividad cerebral.
La investigación de la Universidad de Wisconsin determina que la genética y el entorno afectan a la actividad cerebral de estas regiones en concreto, y supone un avance a la hora de comprender cómo la naturaleza y la crianza de cada individuo pueden estar relacionadas con el desarrollo de diversos trastornos psiquiátricos, como la ansiedad infantil.
En palabras de Drew Fox, que forma parte del equipo de investigación, “gracias a este nuevo descubrimiento, se abre el camino a nuevas formas de detectar trastornos de ansiedad en la población infantil”, ya que surge la opción de cambiar el entorno de los niños cuando sea necesario para prevenir el desarrollo de un cuadro completo de ansiedad.
Juliana Ramírez
Lic. Trabajo Social
UNMSM
Fuente: Europa Press
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