Son muchas las causas por las que un niño puede presentar un problema de enuresis en su infancia. Se conoce con este término a la falta del control en la retención de orina durante la noche, transcurrido el rango de edad normal para el tránsito entre el pañal y la autonomía para ir al baño.
Por norma general, estamos ante un problema cuya raíz es psicológica, la incidencia de una razón física como causa, es ínfima.
Se considera que un niño presenta un problema de enuresis infantil cuando se repite de tres a cuatro veces por semana durante un periodo de dos o tres meses.
Es importante conocer que es a partir de los tres años, cuando el esfínter está preparado para ser maduro controlado, es cuando se produce el control total de la orina nocturna en los niños.
Causas frecuentes
Según las últimas estadísticas analizadas, un 20% de los niños con edades superiores a los 3 años, tienen enuresis nocturna. Las causas son, casi siempre, psicológicas.
Un ambiente familiar con tensión, niños que no se sienten queridos o felices y problemas familiares adicionales, como conflictos recurrentes entre los padres o ausencias prolongadas de alguno de ellos, pueden ser el punto de partida para esta afección que puede persistir hasta la adolescencia sin ningún síntoma ni enfermedad física asociada.
Causa efecto, el mundo emocional a examen
El 90% de los casos se relaciona con una situación emocional. Es fundamental que, si desconocemos las causas, seamos capaces de establecer un diálogo franco y abierto con nuestros hijos que nos permita determinar el origen del problema.
En muchas ocasiones, la modificación de hábitos de conducta es suficiente para crear un espacio más equilibrado para el niño, sin que sea necesaria la intervención de un especialista en psicología.
Como norma general los celos, la muerte de un familiar cercano, divorcio, maltrato y abuso, son las grandes causas del desarrollo de la enuresis nocturna.
Cómo eliminarla
Para comenzar debemos tener muy clara la causa y establecer los mecanismos necesarios para erradicarla.
Evitar los regaños o castigos, la comparación con otros niños y en general cualquier hecho que pueda dañar su autoestima o hacerle sentir culpable, es fundamental para erradicar este problema. No debemos olvidar que estamos ante una complicación cuyo núcleo son las emociones, un ataque a las mismas en la forma que sea, puede ser completamente contraproducente para la consecución del objetivo. El niño necesita equilibrio y armonía.
Una vez hecho esto, podemos enfrentarnos al problema físico y el procedimiento a seguir para establecer el control nocturno de los esfínteres de nuestro hijo.
- Es importante que el niño no tome líquido inmediatamente antes de acostarse. Se recomienda dejar transcurrir una hora entre la ingesta de líquidos y el momento de ir a la cama.
- Es fundamental establecer una rutina que obligue al niño a acudir al baño en el momento previo a acostarse. Tenga ganas o no.
- Es fundamental llevar al niño al baño cada dos o tres horas durante la noche.
En definitiva, nos encontramos ante un problema emocional que sin atención especializada, se corregirá a medida que el niño crezca. Si tu hijo tiene cambio de hábitos de conducta, presenta síntomas de depresión y la enuresis no es el único síntoma de desequilibrio que presenta, debes ponerte en manos de un especialista.
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