Tras un estudio realizado con 504 escolares de Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla y A Coruña de entre 8 y 13 años, se afirma que la ingesta de pan por los niños, y en general de hidratos de carbono, es muy positiva para estos, en contra de la creencia popular de que el pan engorda.
A los niños participantes del estudio, divididos en dos grupos según el consumo de pan que hacen de normal, les hicieron un estudio médico, y durante unas semanas, incrementaron su consumo de pan con dos raciones extra al día.
La principal conclusión del estudio es que a más pan que coman los niños, menos obesidad. En los dos grupos, el porcentaje de niños con sobrepeso entre el grupo que consumía más de 80 gramos de pan diarios antes del estudio es del 15,8% y de obesidad el 13,9%. Frente a estos datos, están los del grupo de niños que consumían menos de 80 gramos de pan al día, donde el 16,6% tenían sobrepeso y el 20,5% obesidad.
Tras el aumento de consumo de pan, se vio cómo cambiaba el gasto de energía procedente de hidratos de carbono y de lípidos (grasas). Al aumentar el consumo de pan, subió el gasto de energía que procedía de hidratos de carbono (del 44 al 47%), y descendió la procedente de los lípidos (del 40 al 37%).
Los niños que consumen más pan, tienen más cantidad de yodo y vitamina B1 (buenos para el funcionamiento sistema nervioso), más zinc (bueno para mejorar la respuesta inmunitaria) y más ácido fólico (bueno para mejorar la función mental y ayuda a la protección cardiovascular).
También se mejoran los índices de Vitamina B3, magnesio, Vitamina A, mejora el Índice de Masa Corporal y los indicadores de riesgo cardiovascular. Y se favorece la digestión, al ingerir más fibra.
Cada día los niños consumen menos pan y por el contrario ha aumentado su consumo de grasas.
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