Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), el corazón de los niños obesos muestra signos de futuros trastornos cardíacos, concretamente un marcador inflamatorio que vaticina el padecimiento de enfermedades del corazón y que puede ser detectado en niños a partir de tres años de edad.
El estudio se realizó con una muestra de 16.000 niños y adolescentes en un rango de entre 1 y 17 años de edad, los expertos descubrieron que hasta un 40% de los niños obesos tenían un nivel elevado de la proteína C reactiva (PCR). Se trata de una proteína plasmática producida por el hígado y los adipocitos (células adiposas que constituyen el tejido graso).
La proteína aumenta de nivel especialmente en los procesos inflamatorios y se ha demostrado que ésta guarda relación con los episodios agudos coronarios, lo que indica un mal pronóstico a corto o largo plazo. Medir los valores de la proteína puede ser una eficaz medida de detección precoz para saber si en un futuro el niño podría sufrir algún tipo de enfermedad coronaria, es evidente que dado que hasta el 40% de los niños obesos presentaban un nivel elevado de proteína C reactiva (PCR), la causa de sus futuros males se asocie a la obesidad que sufren.
Un 70% de los niños participantes en el estudio tenían un peso normal, un 15% sufrían sobrepeso, un 11% eran obesos y finalmente, un 3′5% eran niños muy obesos. Los investigadores detectaron que a mayor edad y padecimiento de obesidad, mayores eran los niveles de la proteína, las diferencias son significativas, en los niños muy obesos con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años, el nivel de la proteína llegaba a ser hasta un 83% más elevado en comparación que los niños de peso normal en el mismo segmento de edad.
Según explican los investigadores la protenía C reactiva está presente en la sangre y cuando sus niveles son elevados son un signo inequívoco de que el organismo sufre un tipo de inflamación, algo que se relaciona con la inflamación que sufren las paredes arteriales en una enfermedad coronaria. Sin embargo, y como hemos dicho antes, la proteína es producida también por las células adiposas del tejido graso y el hígado, por ello es posible que los altos niveles de la proteína no tuvieran nada que ver con el corazón de los niños obesos, aunque ya sabemos que la obesidad es una enfermedad que deriva en este tipo de complicaciones.
Por ello, los investigadores también analizaron otros dos marcadores asociados a la inflamación, el número absoluto de neutrófilos (un tipo de glóbulo blanco cuya presencia en la sangre humana es significativa, es un tipo de célula que responde a los estímulos inflamatorios que se producen en el organismo), también se realizó una medición del porcentaje de saturación de ferritinas y transferrinas (F/T), las primeras son proteínas responsables de almacenar el hierro en el organismo y que está presente en el bazo, el hígado, la médula ósea o la mucosa intestinal. Las segundas son las proteínas que se encargan de transportar el hierro a través del plasma sanguíneo y son sintetizadas en el hígado.
Los resultados mostraron que el porcentaje de saturación de la ferritina se incrementaba a partir de los 6 años de edad, el segundo marcador incrementaba sus niveles a los 9 años de edad. Las conclusiones muestran que existe una relación entre la obesidad, el desarrollo del niño y la aparición de marcadores que vaticinan futuras enfermedades. Al parecer, los marcadores que reaccionan ante la inflamación (muestra evidente de un problema en el organismo) aparecen a una edad mucho más temprana de lo que se esperaba.
De todos modos serán necesarios realizar nuevos estudios que determinen la asociación inflamación y obesidad ya que los investigadores apuntan que no pueden certificar que fue primero, si la obesidad o la inflamación. Al margen de estos resultados, son muchas las pruebas que demuestran la necesidad de mantener una dieta sana y equilibrada desde los primeros años de vida, el sobrepeso y la obesidad derivan en muchas enfermedades que empobrecen la calidad de vida de los niños en el presente y en estado adulto.
Puedes conocer más detalles del estudio a través de la revista científica Pediatrics.
JR.
BBC
El estudio se realizó con una muestra de 16.000 niños y adolescentes en un rango de entre 1 y 17 años de edad, los expertos descubrieron que hasta un 40% de los niños obesos tenían un nivel elevado de la proteína C reactiva (PCR). Se trata de una proteína plasmática producida por el hígado y los adipocitos (células adiposas que constituyen el tejido graso).
La proteína aumenta de nivel especialmente en los procesos inflamatorios y se ha demostrado que ésta guarda relación con los episodios agudos coronarios, lo que indica un mal pronóstico a corto o largo plazo. Medir los valores de la proteína puede ser una eficaz medida de detección precoz para saber si en un futuro el niño podría sufrir algún tipo de enfermedad coronaria, es evidente que dado que hasta el 40% de los niños obesos presentaban un nivel elevado de proteína C reactiva (PCR), la causa de sus futuros males se asocie a la obesidad que sufren.
Un 70% de los niños participantes en el estudio tenían un peso normal, un 15% sufrían sobrepeso, un 11% eran obesos y finalmente, un 3′5% eran niños muy obesos. Los investigadores detectaron que a mayor edad y padecimiento de obesidad, mayores eran los niveles de la proteína, las diferencias son significativas, en los niños muy obesos con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años, el nivel de la proteína llegaba a ser hasta un 83% más elevado en comparación que los niños de peso normal en el mismo segmento de edad.
Según explican los investigadores la protenía C reactiva está presente en la sangre y cuando sus niveles son elevados son un signo inequívoco de que el organismo sufre un tipo de inflamación, algo que se relaciona con la inflamación que sufren las paredes arteriales en una enfermedad coronaria. Sin embargo, y como hemos dicho antes, la proteína es producida también por las células adiposas del tejido graso y el hígado, por ello es posible que los altos niveles de la proteína no tuvieran nada que ver con el corazón de los niños obesos, aunque ya sabemos que la obesidad es una enfermedad que deriva en este tipo de complicaciones.
Por ello, los investigadores también analizaron otros dos marcadores asociados a la inflamación, el número absoluto de neutrófilos (un tipo de glóbulo blanco cuya presencia en la sangre humana es significativa, es un tipo de célula que responde a los estímulos inflamatorios que se producen en el organismo), también se realizó una medición del porcentaje de saturación de ferritinas y transferrinas (F/T), las primeras son proteínas responsables de almacenar el hierro en el organismo y que está presente en el bazo, el hígado, la médula ósea o la mucosa intestinal. Las segundas son las proteínas que se encargan de transportar el hierro a través del plasma sanguíneo y son sintetizadas en el hígado.
Los resultados mostraron que el porcentaje de saturación de la ferritina se incrementaba a partir de los 6 años de edad, el segundo marcador incrementaba sus niveles a los 9 años de edad. Las conclusiones muestran que existe una relación entre la obesidad, el desarrollo del niño y la aparición de marcadores que vaticinan futuras enfermedades. Al parecer, los marcadores que reaccionan ante la inflamación (muestra evidente de un problema en el organismo) aparecen a una edad mucho más temprana de lo que se esperaba.
De todos modos serán necesarios realizar nuevos estudios que determinen la asociación inflamación y obesidad ya que los investigadores apuntan que no pueden certificar que fue primero, si la obesidad o la inflamación. Al margen de estos resultados, son muchas las pruebas que demuestran la necesidad de mantener una dieta sana y equilibrada desde los primeros años de vida, el sobrepeso y la obesidad derivan en muchas enfermedades que empobrecen la calidad de vida de los niños en el presente y en estado adulto.
Puedes conocer más detalles del estudio a través de la revista científica Pediatrics.
JR.
BBC
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